Coman, Compren y Descubran en Monroe y West Monroe

¿Alguna vez han recibido una grata sorpresa de parte de un extraño? Para iniciar el día, mis acompañantes y yo paramos en una cafetería de esas que puedes ordenar desde el auto, en donde fuimos sorprendidos por la cajera quien nos informó que el auto frente a nosotros acababa de pagar nuestra cuenta como parte de la acción de hacer algo especial por los demás. ¡La buena obra del día! Nos unimos a esta buenísima iniciativa y pagamos la cuenta del auto atrás de nosotros. ¡De entrada, esta hermosa ciudad nos dio una excelente bienvenida con su hospitalidad!

Después del buen sabor de boca; continuamos el día con un par de compras. Ambas ciudades tienen excelentes tiendas, boutiques y centros comerciales en general. En West Monroe encontré una encantadora calle conocida como el “Callejón de las antigüedades.” ¡Es pequeño pero tienen de todo!

Visitar Luisiana es garantía de excelente comida. Monroe y West Monroe tienen más de 100 diversos restaurantes con sabor típico. Nos sugirieron la creativa Cocina Sureña de “Cotton” en Monroe, situado junto al río Ouachita. No pude resistir “repetir” los deliciosos buñuelos (beignets) rellenos de queso y pimiento y terminar con la artesanal bebida ahumada “Old Smokey.”

¿Alguna vez han probado un vino llamado “Redneck” (cuellos rojos por el sol) o un vino de frutos silvestres? Estos y muchos otros son el tipo de combinaciones originales de vinos que se puede degustar en Landry Vineyards mientras se disfruta de sus eventos y conciertos, a unos 40 minutos fuera de West Monroe.

Con deseos de descubrir un poco más, visitamos el Museo Militar y de Aviación Chennault. Fuimos recibidos por la mismísima nieta del General Claire Lee Chenault quien nos empapó a través de las salas, las anécdotas de su atrevido abuelo aviador quien fuera líder de los famosos Tigres Voladores ayudando en la batalla contra Japón en la segunda guerra mundial.

Para continuar con más historia y cultura, visitamos la casa-museo y el hermoso jardín de la familia de Joseph Biedenharn, fundador de la industria embotelladora de Coca-Cola. Ahí mismo se encuentra un pequeño museo con la colección de biblias que su hija Emy-Lou Biedenharn recolectó durante sus viajes. Y a dos casas al lado, se encuentra una “Memorabilia” con una enorme e interesantísima colección de objetos que cuentan la historia de Coca-Cola. Hasta pude disfrutar de una refrescante coca bien fría en un embase de cristal y a través de una vieja máquina despachadora de refrescos de soda por tan sólo cinco centavos de dólar (nickel).

Para cerrar con broche de oro nuestra visita, decidimos perdernos entre la naturaleza viva del Refugio Nacional de Vida Silvestre “Black Bayou Lake.” Hasta tuve oportunidad de visitarlo en canoa y pasear cerca de su ciénaga.

Ya sea que compren, coman o descubran, querrán hacerlo todo en Monroe y West Monroe, Luisiana.